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La cara B de la pandemia

Los pequeños comercios contra viento y marea

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EL EQUIPO MENJARETS ESTÁ FORMADO POR:

MARÍA VIVAS / MARCOS LATORRE / ANDREA RÓDENAS / VERÓNICA BARTOL / PABLO MILLO / MAFE CRUZ / IVANA PALACIOS

Nos separa casi un año de ese 14 de marzo de 2020 en el que se declaraba el estado de alarma en todo el territorio español. Desde ese día, de forma brusca e inesperada, la crisis del coronavirus se asentó en nuestra rutina diaria. Las actividades más cotidianas, como hacer la compra, se vieron afectadas por el virus y el sector peligró desde el minuto cero. 

Ahora, meses después del inicio de esta crisis, un grupo de alumnos de la Universidad Jaume I de Castellón ha realizado un proyecto transmedia (para la asignatura de Producción y Realización Hipermedia dirigida por el profesor Emilio Sáez Soro) con el objetivo de dar voz a los pequeños comerciantes que, pese a las duras circunstancias, siguen en pie. Bajo el nombre de 'Menjarets' el grupo da a conocer el punto de vista de clientes y empleados.

SONRISAS POCAS Y MUCHAS LÁGRIMAS 

Han pasado muchos meses llenos de incertidumbre y despedidas repentinas. Meses con falta de información; meses con muchas dudas y sin respuestas; meses dando pasos con pies de plomo y sin saber hacia dónde dirigirse. En la localidad de Castellón, algunos pequeños comerciantes que han resistido el temporal, cuentan su experiencia y cómo tuvieron que adaptarse día a día a una nueva normalidad que jamás habrían previsto. "Nos informaban a través del gremio de carniceros semanalmente. El ayuntamiento y el gobierno nada.", afirma José Ramón, dueño de la Carnicería homónima.

“Había mucho miedo. Muy poca gente mayor venía a comprar”, continúa José Ramón, hablando sobre la reacción de los clientes ante las primeras restricciones. Su negocio se reinventó de la noche a la mañana: más trabajo a puerta cerrada, reducción de horarios, un aumento de envíos a domicilio y el 90% de los pedidos pasaron a realizarse de forma telefónica u online. Además, al tratar con personas de riesgo, las entregas se hacían a través del ascensor o de una ventana, deshumanizando más la situación.

Pero no todo son malas noticias, el empresario nos cuenta también que su negocio ha podido mantener las puertas abiertas sin la necesidad de mandar al ERTE a ningún trabajador. Las tres personas que hay en plantilla han contribuido a una reinvención del negocio y en la desescalada se notó un incremento de las ventas por ser el comercio de cercanía. Esto produjo también una oleada de nuevos clientes que, huyendo del abarrotamiento de las grandes superficies, optaron por acudir a los pequeños comercios.


LA SEGURIDAD ANTE TODO

Nuestra forma de socialización ha cambiado radicalmente. Atrás quedaron los días en los que se podía circular sin mascarilla, ahora ella forma parte de nuestro outfit y oculta nuestras mejores y peores caras. Lo que es indiscutible es que es una buena aliada para intentar frenar los contagios y es la primera medida de seguridad que se exige para entrar en cualquier establecimiento. Luego, en base a sus necesidades, cada negocio tiene sus propias medidas, como es el caso de la panadería Macián que cuenta con varias para asegurar la protección de clientes y trabajadoras.


La panadería Macián lleva abierta desde 1950 y el Covid-19 no ha podido detener el horno que ya forma parte de la historia castellonense. Las medidas son varias y los clientes son fieles, así que todas las mañanas se pueden encontrar largas colas para las compras del pan recién hecho. Una de las medidas más originales, es el uso de un gran guante imantado que se encuentra en la parte superior del expositor del pan y que sirve para coger los productos de forma más meticulosa. Todas estas medidas han sido recopiladas en el reportaje fotográfico realizado por ‘Menjarets’, algunas de las instantáneas están presentes en este reportaje. 

BIENVENIDAS 

Así como muchos negocios se han visto forzados a cerrar, también hemos podido dar la bienvenida a muchos otros que han tenido la oportunidad de abrir sus puertas por primera vez.

La Judía Mágica, una tienda a granel, abrió sus puertas a principios del 2020 y se toparon de lleno con la situación tan particular en la que nos encontramos. Sin embargo, pese a que todos los pronósticos eran negativos, la tienda ha podido superar los meses críticos y poco a poco se ha dado a conocer. Al final, como dice la canción: Resistiré. Resistiremos. 

Reportaje Periodístico: Noticias
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